¿Ya sabes reconocer todas las falacias? ¿Puedes darte cuenta fácilmente de que quién no está siendo riguroso en sus argumentos? Tal vez crees que estás listo para salir a refutar al mundo entero, pero no es tan simple. Refutar el argumento de alguien y concluir que su postura es errada también es falaz. Esto se conoce como la falacia de la falacia. En síntesis, que alguien use una falacia no quiere decir que esté equivocado, solo que no está argumentando desde la lógica.
En realidad es bastante lógico. Es posible tener una postura válida y defenderla con argumentos inválidos. Refutar estos no afecta a la postura de fondo. Más aún, en algunas ocasiones ciertas falacias son mucho más convincentes que la argumentación lógica, como en el caso de la apelación a las emociones o la apelación a la autoridad. Si esto es justificable o no para defender una idea es una cuestión moral.
Es fácil caer en esta falacia si uno está más enfocado en atacar los argumentos del otro que las ideas centrales que trata de defender. Usualmente para probar o refutar una idea se necesita más que lógica, como por ejemplo evidencia física o numérica, como discutí antes.
La falacia de la falacia también se puede juntar con la falsa dicotomía, cuando uno (creyendo haber refutado a la otra parte) concluye que entonces que su postura es la correcta.
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