lunes, 30 de noviembre de 2015

Ambigüedad en el lenguaje (anfibología y equivocación)

El lenguaje es ambiguo. Hay palabras que tienen muchos significados así como conceptos distintos que se denominan con la misma palabra. Para evitar perder el tiempo en semántica (el peor tipo de discusiones son de esta categoría, en mi opinión), es necesario que los demás entiendan a qué nos referimos cuando usamos un vocablo o frase.

La anfibología es la ambigüedad que se crea en una frase a partir del doble sentido de una palabra o peor aún, la interpretación personal de una. Ejemplos comunes con los que me he topado (y que dan paso a discusiones aburridísimas) son:

¿Estamos hablando de un concepto filosófico o de su aplicación práctica? Por ejemplo, si yo digo "método científico" personalmente me refiero a un proceso para obtener conocimiento. Alguien más puede referirse al trabajo que hacen los científicos en la práctica como buscar financiamiento, hacer experimentos con animales, revisión por pares, etc. De manera similar, unos se refieren al capitalismo/socialismo como la filosofía y los métodos teóricos para lograr el desarrollo económico, mientras que otros hacen referencia al conjunto de partidos y políticos que se definen como derecha/izquierda.

¿Un ateo es alguien que no cree en dios o que cree que dios no existe? Muchas personas no se ponen de acuerdo en esto, lo que significa que no pueden saber si los agnósticos son ateos o si los ateos son agnósticos, o si se necesita fe para ser ateo (y cosas irrelevantes por el estilo).

La equivocación ocurre cuando una frase es ambigua por la sintaxis. Por ejemplo si yo digo "Vi a Pepe en el parque con mi telescopio", hay dos interpretaciones posibles: yo usé mi telescopio para ver a Pepe, o vi a Pepe normalmente y él tenía mi telescopio. En este caso sería necesario parafrasear para poder entender el significado.

Una falacia que se basa en cambiar el sentido de las palabras a conveniencia y de manera no tan evidente es ningún verdadero escocés.

Teniendo esto en cuenta, a veces es bueno parar una discusión que parece no ir a ninguna parte y preguntarse "¿De verdad estamos hablando de la misma cosa?".