lunes, 12 de agosto de 2013

¿Cómo tomar lado en un tema controversial?

Pese al título, es bueno recordar que uno no está obligado a tener una opinión respecto a todo. "No tengo opinión al respecto" es una respuesta completamente válida. Tenemos derecho a permanecer ignorantes o neutrales. Pero bueno, digamos que estamos interesados en un tema polémico, y queremos decidir de qué lado ponernos.

En todas las épocas, siempre hay temas que causan división de opiniones en el público general (aunque no necesariamente entre los expertos en el tema). La única forma de poder diferenciar a los expertos de los farsantes es mediante la educación. Sin embargo, no es posible en una vida humana estudiar a fondo todas las áreas de conocimiento, lo que hace necesario desarrollar técnicas para poder identificar rápidamente a los charlatanes.

1.  Inconsistencias. Cuando el objetivo no es encontrar la verdad sino defender una postura por interés, los argumentos son generados sin ser necesariamente el resultado de la lógica o la evidencia. Esto usualmente crea inconsistencias en la postura del interesado. Ejemplo: Un argumento común contra la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo es que no pueden procrear, lo cual es el objetivo del matrimonio. Luego el matrimonio homosexual carece de objetivo, y no hay motivos para permitirlo. Sin embargo, podemos ver que no es un argumento real, puesto que el matrimonio está permitido en parejas heterosexuales independientemente de si quieren o incluso de si son capaces de procrear. Si alguien creyera que la base del matrimonio es la procreación, estaría en contra del matrimonio en adultos mayores, entre personas infértiles o incluso en parejas que simplemente no quieren tener hijos.

2. Ver qué lado tiende más hacia las falacias en temas fundamentales. En temas polémicos todo el mundo tiene la palabra. Esto incluye a muchas personas no educadas o preparadas que igual ejercen su derecho a opinar, y que (consciente o inconscientemente) recaen en falacias para soportar su lado. Sin embargo, hay que diferenciar entre las falacias superficiales y las fundamentales. Por ejemplo: tomar una estadística que correlaciona a la inteligencia con la falta de religiosidad para concluir que no existe Dios es un argumento paupérrimo, pero no es la razón por la que la mayoría de ateos lo son (vaya y pregúntele a su ateo más cercano). Por otro lado, la creencia de que los alimentos genéticamente modificados son intrínsecamente malos se basa totalmente en la apelación a la ignorancia y las malas prácticas de la empresa Monsanto (falacia de la generalización apresurada). Si quitamos esas dos falacias nos queda una simple técnica de bioingeniería con riesgos mínimos, potencial enorme e inmensamente regulada.

3. Dudar de teorías muy complicadas o de conspiración. Algo hay que dejar claro: existen las conspiraciones, existen personas con mucho poder, existen mafias y resultó que Obama sí no estaba espiando a todos. Pero las conspiraciones reales son superadas con creces por las teorías de conspiración. Denunciar que la otra parte forma parte de una conspiración que encubre la evidencia es algo tan fácil y barato que no es raro que termine siendo explotado por cualquier persona. Igualmente, debemos dudar de teorías y predicciones demasiado complejas y con implicaciones catastróficas (pendiente resbaladiza).

4. Aprender a usar las herramientas que tenemos. A veces nos olvidamos del potencial del internet. Una simple búsqueda nos puede dar muchísima información. Por ejemplo, si yo escuché algún dato interesante pero sospechoso (digamos que desprende unas vibras de teoría de conspiración). Busco en internet y encuentro un artículo sin fuentes en la página personal de un autor y varios resultados que simplemente copiaron el contenido entero del artículo, eso me indicaría que probablemente el dato sea creado por una sola persona y que se difundió tal cual. Un caso diferente sería si encuentro varias publicaciones con sus respectivas fuentes, o páginas que exponen tanto la evidencia a favor como las críticas al dato que buscaba.

Si ambos lados son consistentes en sus afirmaciones, no se basan en falacias o teorías de conspiración, y hay amplia información mostrando los puntos de las partes, entonces es un verdadero tema polémico. En muchos otros casos, encontrarán más bien a grupos desinformados o que siguen una agenda, intentando crear controversia donde no la hay.