jueves, 23 de mayo de 2013

Falacias de composición y división. Teorema de Arrow.

La democracia (según el diccionario que consultó Mafalda) es el "Gobierno en el que el pueblo ejerce la soberanía". Por supuesto, sabemos que la soberanía la ejercen los poderes del estado, y el único papel del pueblo es escoger estos por mayoría. ¿Pero no es esto suficiente? Al fin y al cabo es el pueblo el que escoge las políticas públicas, y los poderes del estado las aplican. Aquí es donde nos encontramos con las siguientes dos falacias, muy relacionadas entre sí:

Falacia de la división: Tomar algún conjunto y concluir que sus partes tienen las mismas propiedades que el todo.

Falacia de la composición: Tomar varios objetos y asumir que la unión de ellos tendrá las mismas propiedades que sus partes.

Estas parecen muy simples y lo son, hasta que uno se da cuenta de cómo se aplican. ¿Alguna vez escucharon a un presidente terminar una discusión con su carta triunfadora de "eso no lo digo yo, el pueblo ha elegido"? Eso es exactamente la falacia de la división. Es una gran mentira que el pueblo haya escogido, escogieron sus partes, es decir, los votantes. De estos se tomó la decisión de la mayoría, que pudo o no haber estado bien informada. Un presidente que usa esa excusa está invisibilizando la opinión de un sector de la sociedad que puede ser grande o pequeño, pero que a fin de cuentas existe. Igualmente, concluir que algo es lo mejor para el país en conjunto porque es lo mejor para la mayoría de sus habitantes constituye la falacia de la composición.

De este modo la democracia se puede convertir fácilmente en un mecanismo de opresión, en el caso de votar sobre derechos individuales. Una mayoría que quiere mantener el status quo puede mantener a grupos minoritarios en desigualdad de derechos por simple mayoría en una consulta popular

Pero algunos insisten: "la democracia es le mejor sistema de gobierno que tenemos". Pues bien, no. La democracia es imposible de implementar de una manera justa en casi todos los casos, debido al teorema de imposibilitud de Arrow. Resulta que si tenemos varias personas que quieren escoger entre más de 2 opciones (de 3 a incluso infinitas) no existe un método justo de elección. No es que no lo hemos encontrado, es que no puede ser, porque su existencia misma es contradictoria.

Cualquier sistema de votación tiene fallas que pueden llevar a minorías a amasar una cantidad de poder desequilibradamente alta; y por supuesto, el que esté en el poder puede diseñar un sistema de votación que le convenga para perpetuarse. Un dato curioso es que si tratamos de construir un sistema de elección democrático desde las bases, lo más cercano a lo que llegaremos antes de caer en una contradicción es una dictadura, donde todo el poder de elección está concentrado en un solo individuo. Es decir que en la práctica, lo más parecido a la democracia es el autoritarismo.

Pero alguien podría decir (y con toda razón) que el teorema de Arrow aplica a 3 o más candidatos, de modo que un sistema democrático bipartidal sería posible y completamente justo. El problema aquí viene de que realmente no existen solo 2 opciones. Al escoger un gobierno escogemos políticas viales, tributarias, de salud, educación, y muchas otras cosas. Resumir esto a una elección de dos partidos (típicamente izquierda y derecha) es lo que se conoce como falsa dicotomía o falso dilema.

Falsa dicotomía: mostrar 2 opciones como las únicas posibles a escoger, cuando en realidad hay más.

En resumen: la democracia invisibiliza a grandes sectores de la sociedad usando las falacias de la composición y la división, y el teorema de arrow garantiza que no hay manera de minimizar estos sectores reprimidos.

(Gracias a Quino)