La táctica favorita de los ninjas de televisión: Cuando se está rodeado basta con soltar una bomba de humo para poder escapar en la confusión. La falacia de la cortina de humo es exactamente eso, pero con palabras.
En un debate, una cortina de humo es redireccionar una discusión para evitar ciertos temas que no se quiere tocar. Pongamos por ejemplo un político que ante acusaciones de corrupción en su gobierno empieza a hablar del estado de las carreteras. No es imposible hacer una buena obra vial al tiempo que uno se enriquece ilícitamente. Sin embargo, el cambio de tema beneficia al político que puede continuar hablando de sus aportes y con algo de suerte la mayor parte de la audiencia dejará de lado el tema inicial.
Una mención especial es lo que se conoce como tu quoque ("tú también" en latín), una forma de ataque ad hominem que consiste en pasar la atención a la otra parte señalándola de hipócrita. Pongamos el ejemplo de los políticos A y B. A acusa a B de nepotismo, a lo que B señala que A puso a su primo en un puesto importante a pesar de no tener el título necesario. Puede que esto sea razón, pero no refuta la acusación inicial de A en contra de B. El cambio de dirección favorece a B, que ahora puso al político A a la defensiva.
Qué hacer ante una cortina de humo: Cortar al otro e insistir en el tema. Hacer énfasis en que la cuestión no ha sido resuelta y que se puede discutir el otro asunto cuando el primero esté zanjado. Si uno cede, irónicamente al tratar de volver al tema inicial daría la impresión de que se está tratando de crear una cortina de humo, lo cual podría ser notado por la otra parte.
Nota: Ningún político fue herido en la producción de este post. Todas las situaciones son ficticias. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Muy buena descripción.
ResponderBorrarVivan los nepes joder !!!!!!!
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